Primero de todo fue la intuición. O eso que está dentro de uno que sabe que es así y no de otra manera. Al sacar una carta en el tarot por primera vez en la vida, en el libro de Crowley ponía al final una frase que era algo así como Aprender es descubrir lo que ya sabes. Actuar es demostrar que lo sabes. Enseñar es hacer saber a los demás que ellos lo saben tan bien como tú. Segunda señal. Después fue a través de corrientes más espirituales aún, donde con herramientas simples y volviendo al estado infantil pude desempañar un poco. Entre medio de esto, la psicología acompañó y jugó un papel importantísimo. La astrología por último me terminó de aclarar el panorama a través de la carta, haciendo evidente que mi decisión estaba tomada hace tiempo. No porque lo dijese ahí, si no porque lo tenía decidido desde un principio, sólo que era difícil. Aún así, primero de todo fue la intuición.
Bienvenidos al laberinto de mi cabeza. Para el primero que encuentre la salida, un chocolatín.