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Mostrando entradas de octubre, 2013

Pensás o pensás, pibe

Ese maldito momento en que el sueño te vomita en la cara todo tu subconsciente, todas las vicisitudes con las que te venías haciendo el boludo en vigilia, y te obliga a presentarte todos los cambios que tenés que plantearte. Que necesitás plantearte. Es una obligación, ya, plantear cambios. El sueño, ese único momento de desprotección total, de entrega a lo que uno lleve dentro, a lo que uno es. De resignación, aceptación, reflexión y decisión. Para que al despertar nada de eso haya sido, pero fue. Y no se puede más que aprender de lo vivido, despierto o dormido.

"Ya no existen ruedas chiquititas"

De un violento viento de invierno a un aire gentil de primera primavera; me faltarían un balcón, un faso y estoy hecho. Cada veintiocho días hay luna nueva. La que ahí hay hoy, sonríe. O se me caga de risa. Pero se me hace simpática. Que se ría nomás, si es contagiosa. Esta semana no me quita la sonrisa. Que no me la robe. No me la va a robar.

Historias sobre rieles

Volvía en el San Martín. Recién Morris y ya me moría de ganas por ir al baño. Calculaba; hasta Palomar aguanto. ¿O no? Quizás en un arbolito en alguna estación. No, nunca me gustó hacer en público y menos de día. Quizás cuando llegue a mi estación, antes de caminar las cuadras que me quedan. En el lado izquierdo del vagón, en los asientos enfrentados, una familia. El hombre, de unos 38 años, campera de River. La mujer apenas se podía ver, pelo teñido de algún tipo de rojo. Dos nenas más grandes, un nene chico y otra nena más chiquita. Suena una cumbia romántica. Es la segunda de las más grandes, sin auriculares. La veo buscar canciones en un celular. La voy a llamar Micaela. Porque tenía cara de Mica. Pasa una nena de su edad, unos 9 o 10 años, dando papelitos que dicen "Me puede ayudar con 0.10 centavos para la leche y el pan para mis hermanitos". Mica lee el papel, la mira, mira alrededor. No puede creer que todos le devuelvan el papelito sin una moneda (para vergüenza