Acabo de recordar. Lo loco es que recién me doy cuenta que nunca fue real. Intento cerrar una puerta y no da el tamaño de la puerta. Nunca llega a su marco, sea porque es más chica y pasa de largo, o porque es más grande y se traba contra la pared antes de llegar. Una puerta que recientemente estaba cerrada y fue abierta.
Bienvenidos al laberinto de mi cabeza. Para el primero que encuentre la salida, un chocolatín.