
Cuando está en lo más profundo de las vísceras es propio, más mío que nunca jamás.
Un celo severo se encargará de cuidarlo y mantenerlo a salvo, a resguardo de que pueda ser siquiera visto de reojo, hasta que un día, o muchos, necesite ser excretado, expulsado, excomulgado de este cuerpo non sancto para permitirle ser de quien quiera serlo.
Este no es más su hogar; retírese y no vuelva.
Comentarios
Publicar un comentario